Mis aventuras con los bigotes de gato

Bigotes de gato

MIS AVENTURAS CON LOS BIGOTES DE GATO
Autor: Pere, EA3DDK

http://elradioaficionadopatitieso.blogia.com

PREÁMBULO

Este artículo se publicó en la revista Radioaficionados de URE en el octubre de 2004. Sigue con la filosofía habitual del autor que demuestra que es posible experimentar en la radioafición empleando elementos sencillos y muy baratos, con el único objetivo de aprender de manera práctica los principios de la antenística. Los errores son una parte fundamental del aprendizaje. Sin error no hay experiencia y sin experiencia el conocimiento es inútil.

MIS AVENTURAS CON LOS BIGOTES DE GATO

Iniciarse en Radioafición con espíritu de principiante es muy importante si se desea disfrutar durante mucho tiempo de esta afición. Después de veinte años experimentando con antenas, leyendo todos los libros y revistas que tratan sobre este asunto y escribiendo sobre ello, aún tengo la gratificante sensación de sentirme un ilusionado aprendiz. Y es que, en este misterioso mundo de la radio nunca se puede decir que «eso, a mí no me hubiera pasado nuca»

Para que se rían un poco y de paso sirva de enseñanza a los nuevos y viejos principiantes, entre los que me incluyo yo, contaré una sencilla experiencia que viví hace poco tiempo. Resulta que, después de varios años de inactividad en las bandas decamétricas, decidí volver a las raíces y disfrutar nuevamente de la música hertziana. Me refiero a esos deliciosos zumbidos que se escuchan en SSB cuando el silenciador está desactivado. Es una dulce melodía de crujidos y silbidos que no tiene nada que ver con otra clase de ruidos y pitos, tan frecuentes en VHF-FM.

BUSCANDO ANTENAS

Como mi situación no me permite disfrutar de una gran instalación de antenas para HF, tengo que conformarme con unos radiantes mínimos, incluso podría decirse que «bajo mínimos». Tengo mis razones, algunas de las cuales expondré a lo largo de este trabajo, pero no adelantemos acontecimientos. La primera idea fue montar, una vez más, la querida G5RV, tal vez de manera inconsciente y como homenaje póstumo a su desaparecido inventor, pero en aquel momento, por falta del material adecuado, tuve que desistir del proyecto. Seguí buscando. A pesar que las dimensiones de la terraza donde quería instalar mi antena eran suficientes, existían varios inconvenientes que no me permitían disfrutarla en toda su extensión; primero el bosque de antenas de TV, algunas en muy mal estado, que siguen manteniéndose milagrosamente en pie. El segundo impedimento era que no estaba dispuesto a levantar el mástil, de apenas tres metros de altura, que sostiene la antena para V-UHF. Finalmente, no quería que fuese demasiado vistosa , por aquello del Síndrome de las Antenas, que venimos padeciendo últimamente, azuzado por algunos medios de comunicación. Con estas premisas, sus dimensiones debían reducirse considerablemente para circunscribirse al espacio disponible. A pesar de todo, era imprescindible que cumpliera la condición «3B» (Buena, Bonita y Barata)), que exijo a todas las antenas experimentales. El resultado de todas estas variables me condujo a los «bigotes de gato».

BIGOTES DE GATO

La «bigotes de gato», o dipolos múltiples para los entendidos, es una antena simple y efectiva pues, en realidad, se trata de un conjunto de dipolos de media onda alimentados por una sola línea coaxial. La idea de construir un radiante de estas características nació allá por el año 1935, con lo cual queda patente que no inventamos nada nuevo. Como cualquier otro dipolo, su impedancia está alrededor de los 75 ohmios, cuando se coloca en posición horizontal, paralela al suelo, y unos 50 ohmios cuando adopta la configuración de «V» invertida. Estos valores pueden variar bastante según sea la altura sobre el suelo, la calidad del mismo y otros factores del entorno. Una vez tomada en firme la decisión de construirla, empecé a preparar el material adecuado, que suele ser el que tengo más a mano en cada momento. Tenía hilo de cobre de 2,5 mm de sección, forrado de plástico, como el empleado habitualmente en las instalaciones eléctricas domésticas. La estrechez del espacio asignado para su instalación sólo permitía cubrir hasta los 7 mhz. Los ochenta metros y 1,6 mhz. quedaban fuera de mis planes, como les ocurre a la mayor parte de los radioaficionados que viven de las grandes ciudades.

DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN

Necesitaba 4 dipolos de media onda para 10-15-20 y 40 metros, dejando las bandas intermedias (10mhz., 18 mhz. y 24 mhz.) para que se las arreglara el sintonizador de antena. Para ello, recurrí a la vieja fórmula que me ayuda a calcular la longitud de un dipolo, es decir, 142,5 : f (mhz). Esto me daba la longitud total de cada dipolo, según la frecuencia de cálculo, pero añadí un suplemento de un metro para compensar el hilo que se pierde en los dobleces de los extremos donde va el aislador de amarre y en previsión de algún error de medida; más vale que sobre un metro a que falte un palmo. Hay que recordar que la longitud dada por la fórmula se refiere a la total, de punta a punta, incluido el aislador central. Cuando los hube cortado a las medidas adecuadas, procedí a prepararlos para soportar las inclemencias del tiempo. El cobre de estos hilos es blando, por lo que si lo instalamos sin más, al cabo de unos días observaremos que la resonancia de las antena se ha desplazado misteriosamente hacia la parte baja de la banda. Esto es debido a que la acción del viento provoca estiramientos, como consecuencia de los cuales la antena cada día mide un poquito más, hasta que la resonancia se sale de las bandas asignadas. Para prevenir en parte este fenómeno, até los hilos a una barandilla del balcón y le di varios tirones fuertes, pero sin excederme, de manera que el cobre padeciera el alargamiento antes de su instalación. Cierto que si hubiese empleado cable de acero con revestimiento de cobre esto hubiera sido innecesario, pero a parte de ser más caro, en aquel momento no disponía de este material, además, se trataba de una instalación «provisional» de estas que se hacen para cuatro días y se cambian el día que se caen de viejas después de diez años de resistir temporales y vatios.

Hacer antenas sencillas y baratas es mi hobby, ya lo saben mis lectores, pues construirlas dentro de una taller mecánico, con toda clase de maquinaria y materiales de primerísima calidad, no constituye ningún aliciente para mí. Lo divertido es fabricarlas con lo que tengo a mano, sin omplicarme la vida. Esto sirve de entrenamiento para cuando surge una emergencia. Pero ya me estoy yendo por la ramas. Sigo. En los extremos del dipolo más largo empleé dos viejos «huevos» de plástico, porqué son los que ofrecen más seguridad si llegaran a romperse, cosa bastante difícil. Pero en la parte central usé una regleta como las utilizadas en los empalmes eléctricos, de tamaño grande, muy resistente al calor y a la intemperie.

Dividí cada tramada de cable en dos partes aproximadamente iguales, y pelé unos cuatro centímetros en uno de los extremos de cada hilo, retorciéndolos entre si para, a continuación, calentarlos con el soldador y estañar completamente la punta resultante. Con esto pretendía conseguir una unión sólida y fiable entre las diferentes secciones, al mismo tiempo que impedía que cualquiera de ellos terminara por soltarse. Para asegurarlo aún más, fui reuniendo cada haz mediante cintas abrazaderas del tipo cremallera, situadas cada medio metro aproximadamente. Ello también contribuía a dar mayor solidez al conjunto. Acto seguido, preparé la regleta de empalmes, separando tres cuerpos de la tira principal, pensando usar los exteriores para hacer el conexionado de los respectivos brazos del dipolo y el central para introducir un cáncamo provisto de una tuerca y contra-tuerca más la sujeción propia de los dos tornillos de la regleta., para poder colgarla del soporte preparado en el mástil.

Al llegar a esta fase constructiva, procedí a medir cada rama, con la intención de igualar las longitudes equidistantes. Conseguido esto, procedí a efectuar la medida total del dipolo, recordando una vez más que en ella está incluida la separación del aislador central, en este caso la susodicha regleta. Las bandas 10, 15 y 20 metros las corté a la medida justa, pero la banda de 7 MHz. la deje un poco más larga para poder incluir en sus extremos el aislador correspondiente sujeto mediante un doblez del cable que, a su vez, iba asegurado mediante más cintas de cremallera, en lugar de los típicos prensa-cables, que tampoco tenía.

Ahora sólo quedaba preparar la unión de la antena con el cable coaxial. Podía haberlo abierto simplemente, separando el «vivo» de la malla y conectar uno a cada brazo, pero me dio por hacerlo más «profesional» así que busqué en el cajón de las reliquias una base de conector SO-239. Cuando la encontré, le soldé unos rabillos de 6 centímetros aproximadamente, retirando previamente unos cuatro centímetros de funda de plástico, retorciendo y estañándolos convenientemente. Hecha esta operación introduje cada rabillo en la parte del brazo del dipolo correspondiente, y volví a asegurar el artificio al cuerpo de las regletas con más cintas de cremallera. Satisfecho con el trabajo bien hecho, procedí a colgar la antena en su amarre definitivo, no sin antes conectar el PL del cable coaxial a la antena. ¡Esto ya no se me olvida , después de varios disgustos!

LA INSTALACIÓN

Y llegó el turno de amarrar los extremos del dipolo. He dicho que no había espacio suficiente, pero recordaba vagamente lo expuesto en una conferencia que asistí hace unos años, a cargo de EA4AK, en la que aseguraba que una antena dipolo puede doblarse sin que las pérdidas sean demasiado importantes. Bien, esto era un consuelo, porque no tenía más remedio que hacerlo así. Instalé la antena como mejor pude, saltándome todas las reglas, pues quedaba demasiado cerca del suelo y con sus brazos doblados en ángulos extraños, pero era lo que había. Tensé cuidadosamente las ramas, pero sin ejercer demasiada fuerza y terminé el trabajo protegiendo el conector del cable coaxial con abundante cinta aislante, de la mejor cálida posible, mejor si es de la vulcanizada, y poniéndolo boca abajo, para prevenir la entrada de agua por el interior del cable. Finalmente, aseguré el coaxial al mástil con más cinta aislante, evitando hacerlo con cintas de cremallera para no estrangularlo, y di por terminada la instalación.

¡NO FUNCIONA!

Era un sábado por la mañana, cerca del mediodía y la familia quería salir a practicar la caza de la rebaja, así que rápidamente conecté el equipo decamétrico, presto para hacer una lectura de R.O.E. en el centro de cada banda, pero… algo extraño sucedía… La aguja del instrumento de señal permanecía sospechosamente quieta, obstinada en marcar cero. Tampoco oía ninguna señal telegráfica, ni voces …, nada! La familia miraba el reloj horario y yo el del instrumento de medida, hasta que en un momento indeterminado nuestras miradas coincidieron y, mansamente, cerré el equipo preparándome para ir de rebajas. Pero mi mente no dejaba de cavilar analizando cada paso y preguntándome dónde había cometido el error fatal.

A media tarde, entre saldos y achuchones se me hizo la luz. ¡No oía señales porque no había antena! En alguna fase de la instalación, la antena, o el cable coaxial, se había cortado. Recordé entonces otro momento estelar de mi vida de experimentador antenístico en que descubrí un conector PL con el vivo del cable coaxial roto en su interior. Algo así tenía que haber sucedido. ¡Que larga se me hizo la noche y la mañana del día siguiente!. Hasta después de comer no pude subir arriba para comprobar lo acertado de mis suposiciones. Previamente cortocircuité el conector de abajo, al lado del equipo, así cuando llegue arriba, desconecté el PL de la antena para comprobar su continuidad eléctrica … ¡Sí, la había! Y esto significaba que el cable coaxial no tenía la culpa (en realidad la tenía yo, pero…). El problema estaba muy cerca. Bajé el dipolo y descubrí que, en el conector base, el SO-239, se había roto la soldadura que unía este con el rabillo que servía para conectarlo a una de las ramas del dipolo. Esta era demasiado blanda para resistir la tracción a que había estado sometida.
Decidí prescindir de sutilezas y soldé directamente el cable a la antena. Sí, ya se que ahí debería ir un balun 1:1, pero también sabía otras muchas cosas que no podía hacer, puesto que era «sólo una instalación provisional»

TRANSMITIENDO

Ahora sí, cuando baje al lado del equipo, la aguja del instrumento medidor de recepción se movía al son de las fortísimas señales que le llegaban de toda Europa, e incluso de Sudamérica. No está mal para una antena «bigotes de gato» pésimamente instalada…!. Sin el sintonizador de antena, la R.O.E. rondaba entre 1,5 y 2, según las bandas. Con el sintonizador de antenas la cosa iba perfecta, es decir, actuaba como un verdadero D.E.A.R (Doble Engañador de Antenas y Radioaficionados) pues engañaba al equipo mostrándole una impedancia casi perfecta y engañaba al radioaficionado haciéndole creer que la antena está bien. Pero menos da el gobierno y no nos quejamos.

Hice varias pruebas y en todos los contactos me pasaban unas buenas señales, parecidas a las que recibían de mí. Nada que objetar. Con esta historia, absolutamente verídica, quiero dar a entender que nadie debe sentirse inferior por el sólo hecho de llevar menos tiempo en radio, porque, todos somos aficionados. De mi aventura puede extraerse otra lección, que la ley de Murphy es omnipresente y que nunca debe irse con prisas cuando se realiza una instalación, sea del tipo que sea. Ah, por cierto, la antena «Bigotes de Gato» va de maravilla, por lo tanto recomiendo su construcción aunque sea solamente «experimental», como la mía.

Este artículo es propiedad de su autor, Pere, EA3DDK, a quien agradecemos muy sinceramente el permiso para su publicación en nuestra web.

Puedes ver este artículo y otros muy interesantes en la web del autor: http://elradioaficionadopatitieso.blogia.com

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3 respuestas a Mis aventuras con los bigotes de gato

  1. Luis dijo:

    Buenos días:
    Yo tengo dos mástiles. uno con antenas de VHF y otro con una multibanda vertical de HF. Esta segunda, nunca me ha convencido, su rendimiento es pésimo y siempre e pensado que es culpa mía, que algo hice mal, pero el otro día me surgió la idea de aprovechar que tengo dos mástiles, para poner un dipolo entre ellos, eso no llamará mucho la atención de los vecinos. Dar la nueva antena de alta, como sabrás es un caos, que implica hacer otro proyecto de nuevo «cosas de la absurda burrocracia española» y sí, las dos erres no son un error de escritura. En principio pensaba hacer una monobanda para 11 metros, ya que la multibanda rinde todavía peor ahí, ya que debería resonar en 10 metros, cosa que hace a medias y se me ha ocurrido ya de paso, montarle bigotes para 6, 4, 2 y por qué no, 70cm. Ya puestos, puede ser un buen experimento. Bandas inferiores sería ya imposible por la distancia entre los mástiles y la solución de bobinas no me convence. En fin, lo que me lia es el tema del balun 1:1. A parte del balanceado a desbalanceado, no soluciona el tema de la impedancia, que seguirá siendo 75 ohm y lo que quisiera preguntarte es si en tu experiencia, crees que usarlo mejorará el rendimiento o simplemente es un tema teórico que no afecta en la práctica?, pues son muchos los proyectos de dipolos en internet que prescinden del balun. Un fuerte abrazo de EA6ANM

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    • ea4zb dijo:

      Buenas noches Luis:

      Te confieso que no estoy muy puesto en este tema, aunque mientras tuve equipo, siempre tuve antena vertical multibanda. Incluso tuve una antena de Tagra, para 11 metros que acoplaba en 10, 15 y 40 metros (ya sé que no es lo ideal, pero a mi me funcionaba, para el tipo de radio que yo hacía entonces).

      Nunca puse un balun, y se recomienda incluso en las antenas verticales. Eso si, en el dipolo yo no lo dudaría y pondría un balun 1:1. Incluso con los 75 ohm podrías salir sin problemas, pero yo no dudaría y le pondría el balún. Eso si, una buena construcción y, dependiendo de la distancia entre ambos mástiles, evita como bien dices en la medida de lo posible usar trampas. Si puedes, mira este enlace que te dejo, es de un colega de mi sección. Puedes construirla sin dificultad y tal vez te resuelva el problema. NO tendrás para experimentar en las bandas que deseas pero puedes tener las bandas que ahora te niega la vertical, es muy liviana (de hecho hizo otra completamente con tubos de plástico que se plegaba como un paragüas recogido. Montar y desmontar en tres minutos.

      http://ea1cdv.blogspot.com/2013/11/antena-multibanda-hf-de-tendal-cobwebb.html

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      • Luis dijo:

        Gracias por responder. La verdad es que mi vertical está portándose mejor estos días con la propagación que nos acompaña. Ayer hice Puerto Rico con buen reporte de señal. He mirado el vídeo y me ha gustado mucho esa antena. Pero no sé yo si meter otro palo me traerá problemas, no obstante me guardo el artículo, porque es muy bueno. Además, si da poco ruido, supongo que un dipolo simple todavía dará menos, ya que recibe por dos lados y no cuatro. Lo del balun está claro que es lo suyo, pero claro, si lo pongo limitará la potencia y lo que es peor, la frecuencia, porque si quiero usarla en dos metros, la permeabilidad deberá ser alta y por tanto un balun caro. Pero tengo tiempo para pensarlo, porque me ha dado un ataque de ciática, por dos hernias que tengo y tardaré en poder moverme bien y poder hacer esas cosas. En fin, muchas gracias por tu valiosa información y amabilidad.

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